Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, en adelante ODS, sustitutos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. Estos 17 ODS forman parte de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, Agenda que se formuló en 2015 y que en estos 5 años se ha ido progresando en su consecución, quizás no al ritmo deseado.
El ODS que más repercusión tiene en los medios de comunicación, quizás porque afecta a todos los países por igual, sin distinguir entre ricos y pobres, es el número 13 que lleva por título “adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”, pero todos, los 17 son importantes.
A nuestro entender no se puede dar una respuesta asimétrica en función de las necesidades de cada uno, sino que deben abordarse todos los ODS. Si los ODS se afrontan de forma individual, ignorando aquellos que para los más privilegiados en principio tienen menos repercusión (por ejemplo, hambre cero en los países desarrollados no es significativo), el cambio en aquellos que afecta a todos por igual (por ejemplo, el cambio climático) no va a ser posible.
Debemos ser conscientes que mientras no combatamos todos aquellos elementos esenciales para poder vivir (la pobreza (ODS nº1), hambre cero (ODS nº 2), …) no será posible hacer frente de forma exitosa aquellos que afectan de forma uniforme a todos los países (como por ejemplo el ODS nº 13). Y ello porque a un país con población hambrienta, pobre, con un sistema injusto, en definitiva, con carencias en aspectos esenciales, no va a estar en condiciones de afrontar un sistema que exigen en un principio un esfuerzo mayor y estar dotado de unas estructuras internas que posibiliten la consecución de los ODS.
Los 17 ODS están provistos de 169 medidas y el Compliance forma parte transversal de todos los objetivos, pero quizás donde se muestra de una forma más clara y rotunda es en el ODS nº 16 que lleva por título “Paz, Justicia e Instituciones Sólidas” y establece en la medida 16.5 “Reducir considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas”. Se trata de una expresión clara e inapelable de la importancia que tiene el Compliance en la sostenibilidad.
Esta importancia universal se refleja además de los ODS en el Pacto Mundial de Naciones Unidas (UN Global Compact) que refleja en 10 principios aspectos que son esenciales y universales del Compliance, posibilitando a las empresas, actores fundamentales para el cambio, que reflejen sus compromisos y su evolución hacia unos estándares éticos más elevados.
Por último, queremos poner de relieve las palabras Jeffrey Sachs, asesor de Naciones Unidas, en una entrevista al diario Expansión “aquellas empresas que continúen con sus viejas malas prácticas se encontrarán a sí mismas haciendo frente a barreras más altas, y quizás insuperables, para seguir operando de manera rentable.”